Chorros de energía podrían explicar origen del viento solar
Tecnología y Ciencia
Published on 08/25/2023

Un grupo de científicos identificó los chorros en el polo sur del Sol con la ayuda de la nave espacial Solar Orbiter. Los vientos solares se propagan por el espacio y generan las auroras boreales terrestres.

 

La nave espacial Solar Orbiter de las agencias ESA y NASA ha descubierto unos diminutos chorros de material que emanan del Sol, que duran entre 20 y 100 segundos y que expulsan plasma a unos 100 km/s, los cuales podrían explicar el buscado origen del viento solar, según se detalla en un estudio publicado este jueves (24.08.2023) por la revista Science Advances.

Comprender cómo y dónde se genera el viento solar ha sido objeto de estudio desde hace décadas. Este está formado por plasma o partículas cargadas, sale de la atmósfera (o corona) solar y viaja largas distancias por el espacio, chocando con todo lo que encuentra a su paso.

Y cuando las ráfagas solares atraviesan el campo magnético terrestre, estas pueden perturbar el funcionamiento de los satélites y generar las auroras boreales o australes, dependiendo de la latitud.

Chorros de plasma captados

En marzo de 2022, el instrumento Extreme Ultraviolet Imager (EUI) del Solar Orbiter, que observa el plasma solar a una longitud de onda de 17,4 nanómetros, captó unas imágenes del polo sur del Sol que mostraban multitud de diminutos chorros de plasma que escapaban de la atmósfera solar.

"Sugerimos que estos chorros podrían ser en realidad una fuente importante de masa y energía para sostener el viento solar", afirmó el autor principal Lakshmi Pradeep Chitta, físico solar del Instituto Max Planck de Investigación del Sistema Solar, en Alemania.

¿Qué lanza este plasma?

Desde hace décadas se sabe que una parte significativa del viento solar está asociada los agujeros coronales, regiones en las que el campo magnético del Sol no se repliega hacia el interior del astro, sino que se dirige hacia el Sistema Solar. Pero se desconoce qué lanza este plasma.

La hipótesis tradicional dice que como la corona está caliente, el plasma se expande de forma natural y una parte escapa a lo largo de su campo magnético. Sin embargo, las observaciones de Solar Orbiter han desafiado la suposición de que el viento solar solo se produce en un flujo continuo y estable.

"Uno de los resultados obtenidos aquí es que, en gran medida, este flujo no es realmente uniforme, la ubicuidad de los chorros sugiere que el viento solar procedente de los agujeros coronales podría originarse como un flujo de salida muy intermitente", explicó Andrei Zhukov, del Real Observatorio de Bélgica, colaborador en el trabajo.

Diferentes tipos de llamaradas

La energía asociada a cada chorro individual es pequeña: las más grandes son las llamaradas solares de clase X y las más pequeñas son las nano llamaradas. Los diminutos chorros descubiertos por la nave Solar Orbiter son incluso menos energéticos que las nano llamaradas y contienen unas mil veces menos energía que estas últimas.

Sin embargo, la omnipresencia de estos chorros sugiere que están expulsando una parte sustancial del material del viento solar. Y podría haber eventos aún más pequeños y frecuentes que aporten aún más, según los autores.

"Creo que es un paso importante encontrar algo en el disco, que sin duda contribuye al viento solar", señaló David Berghmans, del Real Observatorio de Bélgica, e investigador principal del instrumento EUI.

Imágenes más detalladas del Sol en el futuro

En la actualidad, Solar Orbiter se encuentra cerca del ecuador del Sol, pero a medida que avance la misión, la nave se inclinará hacia las regiones polares, a la vez que la actividad del Sol avanzará a lo largo del ciclo solar y los agujeros coronales empezarán a aparecer en muchas latitudes diferentes, y eso dará una nueva perspectiva única.

"Dentro de unos años veremos estos chorros desde una perspectiva diferente a la de cualquier otro telescopio u observatorio, por lo que todo ello junto debería ayudar mucho", subrayó Daniel Müller, científico del Solar Orbiter de la ESA.

Y dado que el Sol es una estrella, es probable que el mismo proceso suceda en otros astros, por tanto, estas observaciones pueden ser el descubrimiento de un proceso astrofísico fundamental, concluyen los autores.

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