Funcionarios occidentales creen que los agentes rusos podrían estar tratando de atacar vuelos con destino a Estados Unidos y Canadá mediante el contrabando de dispositivos incendiarios en aviones de pasajeros, luego de una serie de incidentes sospechosos que involucraron masajeadores electrónicos modificados que se incendiaron en centros logísticos en Europa.

Los incidentes han generado alarma entre las agencias de seguridad europeas y norteamericanas sobre posibles operaciones de espionaje y sabotaje rusas contra infraestructura civil.

En julio, dos dispositivos incendiarios disfrazados de masajeadores electrónicos se enviaron a través de los centros logísticos de DHL, uno ubicado en Birmingham, Inglaterra, y el otro en Leipzig, Alemania. Ambos artefactos explotaron, provocando incendios que fueron rápidamente atendidos por los equipos de emergencia locales. Aunque no se reportaron heridos, las autoridades polacas revelaron que los dispositivos podrían haber causado daños catastróficos si se hubieran encendido en pleno vuelo.  

Según el Wall Street Journal, la fiscalía de Polonia informó que el grupo responsable tenía como objetivo probar un canal de transferencia seguro para enviar paquetes explosivos a América del Norte. El jefe de la inteligencia exterior polaca, Pawel Szota, vinculó públicamente la presunta operación con actores rusos, aunque la declaración oficial de los fiscales no nombró directamente a Rusia como el orquestador.

Los dispositivos, fabricados a partir de masajeadores electrónicos modificados con una sustancia inflamable a base de magnesio, demuestran una creciente sofisticación en los supuestos esfuerzos de sabotaje rusos.

Funcionarios de inteligencia, incluido el jefe de inteligencia de Alemania, Thomas Haldenwang, advirtieron que tales complots ponen en riesgo la vida de civiles y amenazan la estabilidad de las naciones occidentales. Haldenwang dijo a los legisladores alemanes que, si el artefacto explosivo hubiera detonado en el aire, habría causado un accidente fatal.

En un comunicado, el jefe de la inteligencia exterior alemana, Bruno Kahl, sugirió que las acciones recientes significan la voluntad de Rusia de poner a prueba las "líneas rojas" de la OTAN y Occidente, en medio de las crecientes tensiones debido al conflicto en curso en Ucrania. Las autoridades europeas han observado un preocupante aumento de los intentos de sabotaje presuntamente vinculados a Moscú.

Estos últimos incidentes se suman a otros presuntos actos de sabotaje, como el incendio de un almacén en Londres en una empresa vinculada a Ucrania en marzo y un incidente en agosto en el que, según se informa, el agua potable de una base militar alemana estaba contaminada.