Las búsquedas de dispositivos electrónicos en la frontera están planteando serias preocupaciones sobre la privacidad, especialmente para los viajeros internacionales que llegan a los EE. UU.
Imagínese recién aterrizando de un vuelo internacional, exhausto, listo para comenzar su visita o regresar a casa. Al llegar a la aduana, un oficial de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP, por sus siglas en inglés) le pide ver su teléfono. No solo un vistazo, quieren revisar sus mensajes, fotos e incluso aplicaciones de redes sociales. Haces una pausa porque piensas para ti mismo: "no hay forma de que esto pueda ser legal".
Sorprendentemente, sí. Según la política actual de EE. UU., los oficiales de CBP pueden registrar sus dispositivos electrónicos, incluidos teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y tabletas, sin una orden judicial cuando ingresa al país. Y aunque es raro, sucede. De hecho, algunos incidentes de alto perfil han provocado una creciente preocupación y confusión sobre los derechos que realmente tienen los viajeros al cruzar la frontera.
Entonces, ¿qué es lo que realmente está pasando aquí?
El vacío legal en la frontera
La Cuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos protege contra registros e incautaciones irrazonables. Pero, según el gobierno federal, la frontera es diferente. Los tribunales han sostenido durante mucho tiempo que los registros de rutina en los puntos de entrada a Estados Unidos no requieren una orden judicial, y eso incluye los dispositivos digitales. CBP dice que tiene la autoridad para inspeccionar los productos electrónicos como una cuestión de seguridad nacional.