Algunos estudiantes judíos han participado en las manifestaciones propalestinas que, en las últimas semanas, se apoderaron de los campus universitarios de Estados Unidos, pero pocos respondieron con marchas a favor de Israel o en contra de lo que percibían como muestras de antisemitismo.
Aunque eso podría estar por cambiar.
Al igual que las de muchos estadounidenses, las opiniones de los estudiantes judíos sobre el conflicto entre Israel y los palestinos son diversas y con matices. No fue la falta de pasión respecto a la guerra en Gaza ni el rechazo que ésta ha generado en los campus lo que los hizo rehuir a manifestarse.
Han debatido fervientemente entre ellos sobre si deben responder y cómo hacerlo, mientras los campamentos propalestinos se propagan de una universidad a otra.
Algunos de ellos participaron en los campamentos, celebrando la Pascua entre las carpas junto a otros manifestantes. Muchos se sintieron incómodos por lo que veían como una retórica antiisraelí y antisemita, y dijeron que temían manifestarse.
Ahora, grupos en solidaridad con los estudiantes judíos planean realizar decenas de mítines en los próximos días. El jueves, varios manifestantes ondearon banderas israelíes en la Universidad de Indiana en Bloomington y cerca de la Universidad George Washington, y el viernes se vieron otras más afuera del MIT.
El objetivo es mostrar solidaridad con los estudiantes judíos y que hay espacio para la empatía tanto para los palestinos como para los israelíes afectados por la guerra.
En la Universidad George Washington, unas 150 personas, entre ellas muchos estudiantes judíos, se reunieron el jueves en un jardín. El objetivo, según la organizadora Gabrielle Guigui, “era mostrar el orgullo y la unidad judía… y reunir a los estudiantes judíos, ya que muchos de ellos están asustados”.
La estudiante de último año Brina Cartagenova sostenía firmemente un collar con su nombre en hebreo, mismo que se había quitado anteriormente por miedo a represalias en el campus.
“Tuve miedo de volver a usarlo por unas tres semanas, y luego, finalmente, lo hice el otro día”, dijo. “Este tipo de eventos definitivamente me ayudan a sentirme más cómoda”.
La mayoría de los campamentos propalestinos en todo el país han sido pacíficos, aunque se han producido algunos enfrentamientos. Los administradores y la policía del campus de la UCLA fueron criticados por no actuar pronto para detener un ataque el miércoles contra un campamento propalestino en el campus por parte de contramanifestantes que arrojaron conos de control del tráfico y sillas, rociaron aerosol pimienta y derribaron barreras.
Algunos manifestantes propalestinos contraatacaron, y los enfrentamientos se prolongaron por horas antes de que se pidiera la intervención de la policía externa.
Las tensiones en los campus se han visto complicadas por la profunda historia y las emociones involucradas en la guerra de Gaza. Ésta comenzó el 7 de octubre, cuando combatientes de Hamás atacaron Israel y mataron a unas 1.200 personas.
En respuesta, Israel desató una brutal campaña contra Hamás, el grupo armado que gobierna Gaza, y ha matado a más de 34.000 palestinos, de acuerdo con el Ministerio de Salud gazatí.
Las manifestaciones a favor de Israel o de los palestinos se han multiplicado en todo Estados Unidos desde el 7 de octubre. Pero la principal ola de manifestaciones propalestinas en los campus comenzó hace dos semanas, cuando más de 100 manifestantes fueron arrestados en la Universidad de Columbia en Nueva York. Exigían que las universidades dejaran de hacer negocios con Israel y con las empresas ligadas a él.
Los judíos estadounidenses de entre 18 y 34 años están estrechamente divididos en su opinión de si la campaña militar de Israel después del 7 de octubre ha sido aceptable, de acuerdo con una encuesta del Pew Research Center realizada en febrero.
Sin embargo, varios casos de odio entre los manifestantes en contra de la guerra han sacudido a muchos estudiantes judíos, sin importar qué opinan respecto al gobierno de Israel o de su trato a los palestinos.
Algunos ejemplos han sido un cartel con la estrella de David tachada en rojo, un cartel que decía “Muerte a Israel” y cánticos de “Nosotros somos Hamás”.
“No todos aprueban activamente esos carteles, cánticos, letreros y grafiti antisemitas, pero parece que una gran mayoría al menos no tiene ningún problema con ellos, lo suficiente para pasarlos por alto y dejar que los estudiantes judíos sigan sintiéndose rechazados”, señaló Lily Cohen, de 21 años, una estudiante judía de la Universidad Northwestern.
“Parecía muy difícil realizar una contramanifestación”, añadió.
En el interior del campamento de Northwestern había otra estudiante judía, Paz Baum.
Baum, que celebró un seder de Pascua entre las tiendas con los demás manifestantes propalestinos, dijo que sus valores religiosos la obligaban a protestar por la guerra de Gaza.
“Veo un paralelismo directo entre las experiencias de mis antepasados judíos y la experiencia de las decenas de miles de palestinos masacrados”, señaló Baum, cuyos bisabuelos huyeron de los pogromos en Europa oriental.
Baum insistió en que los carteles de odio se retiraban a medida que eran vistos, y afirmó que el único antisemitismo del que había sido testigo fue el de varios manifestantes judíos, en su mayoría adultos mayores, que se enfrentaron al campamento el domingo.
Mientras Baum sostenía un cartel en el que se leía “Judíos por un alto el fuego”, dijo que los manifestantes judíos le lanzaron insultos antisemitas. Otros manifestantes propalestinos han afirmado que las acusaciones de antisemitismo se lanzan simplemente para desacreditar a su movimiento.